Amor de madre, salvar a su hijo en tiempos del COVID-19

Una serie de casualidades y el coronavirus dejaron a una familia sin su madre.

Tener un bebé era su deseo. Una mujer un día les avisó a sus familiares. No trabajaría más para poder atender a sus hijos. Así era ella, valiente y de una pieza. Hasta que el coronavirus, que no distingue ni tiene favoritos, le arrebató su vida, pero no la oportunidad de que su bebé fuera un milagro.

Bien dicen que una madre no es de hierro, pero soporta todo por sus hijos. Hasta hace algunas semanas, Gabriela González Tobías vivía feliz por estar a la espera de su primer hijo varón, un pequeño por el cual había esperado diez años completos.

Nunca imaginó que cuando más se acercaba la hora de conocer el rostro de su bebé, el momento de arroparlo y por fin conocerlo, un virus atacaría su organismo y les pondría en riesgo a ambos. Pese a todo sacó fuerzas y luchó contra él y aguantó hasta que el pequeño estuvo a salvo, lamentablemente ella no sobrevivió.

Gaby, como era conocida por sus familiares y amigos, nació en Monclova y creció en la Zona Centro de esta ciudad, en la conocida calle Morelos. Ahí vivió los años más lindos de su infancia junto a sus hermanas María Teresa y Lucía. Fue desde niña una mujer comprensiva, amorosa, detallista y así hasta que se convirtió en una mujer tenía esa misma forma de ser. Al paso de los años decidió comenzar con sus estudios profesionales, su decisión fue estudiar la carrera de Recursos Humanos en la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Coahuila.

Al egresar de esta institución en 2002 se dedicó a desempeñar sus conocimientos en una tienda departamental de talla nacional donde fue un símbolo de unión para su equipo de trabajo. En esa época, conoció a Pedro Grande Delgado, con quien inició una bonita relación y al llegar el año 2005 ambos deciden unir sus vidas en matrimonio.

SERIE DE TRAGEDIAS, TERMINA EN ESPERANZA

La noticia llenó aún más de alegría el hogar que formaron juntos. Los tíos y abuelos, sin dudarlo lo disfrutaron tanto como Gaby, Pedro y Monse. Aunque inicialmente fue un embarazo de alto riesgo, la monclovense estuvo en reposo absoluto -al menos los primeros meses de gestación- luego se estabilizó, pero… vino la primera tragedia.

Su padre comenzó a enfermar y Gabriela con todo y las complicaciones propias de su embarazo, decidió apoyar a su padre con quien tenía una conexión única. Hasta que su corazón se detuvo. Para el mes de marzo, el hombre perdió la vida y fue un momento difícil para la familia entera.

“Lo cuidaba toda la mañana hasta en la tarde. Así fue, hasta el último día que el falleció. La mamá de Gaby había fallecido hace tres casi cuatro años, por eso la preocupación por su papá. En ese momento, cuando falleció mi suegra, me dijo que nos fuéramos a vivir con mi suegro unos meses. Quería estar cerca de su papá”.

Gaby, pese a todo se mantuvo lo más fuerte que pudo pues tenía que dar fortaleza a su pequeña y también la vida que llevaba en su interior. Durante el funeral estuvo presente un médico, considerado -según algunas investigaciones periodísticas- como “el paciente cero de Monclova”. El galeno trabajaba donde se derivó un contagio comunitario: en la clínica 7 del Seguro Social. Fue en ese ritual fúnebre donde fue contagiada y no se percató hasta días después.

Como ella padecía de alergias constantes, era normal que tuviera tos constante pero el día 25 de marzo, comenzó con una tos más “incómoda”. Acudió a revisión con su médico, lo primero fue revisar su oxigenación y todo estaba dentro de lo normal.

Pero al revisarla su ginecóloga, de inmediato dijo que “algo no le gustaba”. Ella le envió a hacer estudios, incluso la prueba SARS-CoV-2 a la que dio positivo. Para esto, los médicos ordenaron su traslado a la Clínica 2 del Seguro Social en Saltillo.

Allá arribaron el primer día de abril, a partir de ahí, Gaby quedó a cargo de los médicos y sin poder recibir visitas.

PLEGARIAS Y ACEPTACIÓN

Para el día 3, las enfermeras dieron una buena noticia: José Luis, el pequeñito tan esperado por todos en la familia había nacido tras realizar una cesárea a su madre, quien también había salido bien del procedimiento. Parecía que todo iba mejorando, aunque se sabía que ella estaba en riesgo por ser portadora del virus, no se esperaba lo peor.

“Dios tenía otros planes” expresó su esposo, tras el paso de seis largos días de preocupación. Gaby falleció el día 9. Pareciera que Gabriela esperó todos esos días, para asegurarse que su pequeño hijo estaría bien, asegurarse que incluso el virus no le pudiera afectar y partir al más allá tranquila. Esto lo aseguran sus hermanos y esposo, pues era una mujer dedicada al cuidado de los suyos, en esta ocasión reflejó que hizo hasta lo imposible por salvar a su hijo y lo logró.

“Ella se fue pero se queda una parte con nosotros que es José Luis y siempre que lo veamos sonreír, siempre que veamos su cara, será como verla a ella”.

Aunque hay dolor en la familia por su ausencia su familia está segura que su misión en esta vida concluyó. Por ello, todos le recuerdan por su forma de ser: amorosa, detallista, alegre y siempre con disposición de ayudar a quien le rodeara.

 

Monserrath, su hija, ha expresado que ella y todos los que le querían se quedarán con su sonrisa, con su ejemplo de vida, con todas esas semillas de amor que dejó en todas las personas que le conocían y dan fe de lo maravillosa y excelente persona que fue su madre.

“Donde Dios te haya destinado seguir tu camino, recibe nuestra felicitación por este día de las madres. Dios te bendiga hoy, mañana y siempre. Te recordaremos como la bella, amorosa, tierna y excelente persona que fuiste”, expresó a manera de felicitación y plegaria.

Ella, que consideraba a su madre como su mejor amiga se encuentra fuerte, enfrentando la situación con una madurez que nadie imaginaba. No por eso, deja de rendirse al llanto como cualquier criatura, como cualquiera. Es ahí cuando entran su padre o sus tías a levantarle el ánimo.

Pedro, habla con voz entre cortada al momento de hablar de su esposa. El dolor que le consume el alma es a veces más fuerte que él. Sin embargo, ahora tiene dos motivos grandes por que salir adelante, tal y como a Gabriela le hubiera gustado.

“Gracias por el tiempo que vivimos juntos, esté donde esté Dios te bendiga yo sé que estas feliz, yo sacaré a nuestros hijos adelante, debes de estar tranquila. Te amé con todo mi corazón siempre”, dice el hombre esperando que lleguen al firmamento, con cariño, para Gaby.