Niño de 5 años fue golpeado hasta la muerte por sus padres
Puebla.-
La historia de Abraham Martínez, un niño de tan sólo cinco años, es tan terrorífica que bien podría pasar por el guión de una película hollywoodense; sin embargo, se trata de un caso real en México.
El pasado 19 de marzo el pequeño desapareció por lo que su mamá acudió a la Fiscalía de Puebla, sitio en el que todo ocurrió, para activar la Alerta Amber. Tiempo después encontraron el cuerpo del menor, en un terreno baldío.
Con el análisis forense del cadáver, las autoridades descubrieron que el menor llevaba meses de maltratos ejercidos por su madre y su padrastro. La violencia se traducía en golpizas y hasta encierros.
Durante la autopsia, el cuerpo del menor presentó una treintena de heridas en el cuerpo, lo cual, según dictaminaron médicos del Servicios Médico Forense, es síntoma de abuso y maltrato infantil.
La noche que se “perdió”
Fue el 19 de marzo cuando reportaron como desaparecido a Abraham Martín Vázquez por su madre Blanca ‘N’, de 24 años, y su padrastro Jaime ‘N’, de 27.
Esa noche, elementos estatales acudieron al inmueble y tomaron la declaración de los tutores del menor, quienes narraron que Abraham había desaparecido de la casa y se habían percatado de ello hasta altas horas de la noche.
Desde que se tomó la declaración notaron inconsistencias, pero aun así iniciaron la búsqueda del niño. Primero patrullando en el perímetro, y luego ubicando sitios donde pudiera haberse resguardado.
La Fiscalía General del Estado emitió una Alerta Amber para solicitar el apoyo de toda la ciudadanía en este caso, lo cual fue por pocas horas, pues un vecino encontró el cadáver del niño a dos calles de su casa.
Al interior de un baño de una casa abandonada estaba el cuerpo de Abraham, quien tenía alrededor de 24 horas muerto. Esto definía que habría fallecido el mismo día que fue reportado como desaparecido.
Entre las heridas la que terminó por quitarle la vida al menor fue una del lado izquierdo de su cabeza, la cual terminó por causar la hemorragia intracraneal que acabó con su vida. También evidenciaron huellas de violencia sexual.
Según Zeta, un medio local, el padrastro era quien más le pegaba pues le propinaba contantes golpizas bajo el pretexto que el menor no hacia caso, que estaba mal educado y que iba a enseñarle como él aprendió.