Gattás: de mal en peor

Gattás no pierde el tiempo y este 2025 lo inició atacando el bolsillo de los victorenses desde el primer minuto del año. 

Más de 300 ‘micros’ que dan servicio de transporte público en la capital decidieron suspender operaciones en protesta al operativo municipal que lanzó Gattás el martes 31 de diciembre en su contra. 

Lo que provocó que desde la una de la tarde del último día de 2024, todo el miércoles primero de enero y el jueves 2, hasta las 11 de la mañana, no se prestara el servicio. 

En total Victoria estuvo 46 horas sin ‘micros’, afectando no solo el bolsillo de los choferes sino especialmente la economía de las clases más necesitadas, pues para muchos este es su único medio de transporte. 

El operativo de Gattás contra los ‘micros’ claramente tenía un objetivo recaudatorio, haciéndolo en una fecha clave, con la ciudad distraída por los festejos de año y con la secrecía propia de un criminal.  

El decomiso de cinco unidades, multas estratosféricas de hasta 10 mil pesos, infracciones sin sentido y hasta el retiro de sus credenciales de conducir, fueron los abusos que denunciaron los choferes. 

De ahí que su única medida para defenderse contra Gattás fuera la suspensión total del servicio, además de una protesta en la Presidencia Municipal con los ‘micros’ que no decomisaron. 

Ante la presión social y las injusticias cometidas, a Gattás no le quedó de otra que dar marcha atrás a su abusivo operativo contra los operadores.

Los transportistas lograron recuperar sus unidades sin pagar las multas y también lograron que anularan las infracciones que les impusieron. 

Esto deja en evidencia a Gattás, a quien se le hizo fácil inventarse una nueva medida recaudatoria para hacer más empinada la cuesta de enero a los victorenses.

Y aunque el alcalde reculó, el dañó ya estaba hecho. Contra los ‘micros’ pero también contra la ciudad. 

El error más grave de Gattás no fue implementar un operativo contra 300 choferes. Su error fue no darse cuenta que al hacerlo afectada el bolsillo y la economía de miles de victorenses que utilizan este servicio a diario para llegar a su trabajo y cumplir con el resto de sus actividades. 

Aquí estamos siendo generosos, porque en realidad no estamos seguros de que Gattás no supiera lo que hacía. 
 
Porque la alternativa es que Gattás haya implementado este operativo con pleno conocimiento de causa y aún así lo haya llevado a cabo. 

Cuando hablamos de Gattás ambos casos son igual de probables. Se lo dejamos a su criterio.

El hambre recaudatoria de Gattás refleja la crisis financiera de su administración. Sume esto a la crisis jurídica, el repudio social ganado y por su puesto, la crisis política que se agudiza en su contra.

Ya no sabemos cual de ellas es más grave que la otra. 

El asunto sería anecdótico si el personaje de marras no fue el alcalde de la capital del estado. Pero lo es, y eso significa que sus errores los sufrimos y los pagamos todos los victorenses. 

Por eso a Gattás no le importa equivocarse una y otra y otra vez.  O mejor dicho, no le importaba. 

Hoy ya empezó a ver las consecuencias, gracias a la Auditoría Superior del Estado, pero también gracias a los choferes de los ‘micros’, quienes se fajaron los pantalones y no permitieron una injusticia más del alcalde. 

Así empieza el año en Victoria. 

Pues eso.