Familiares y entenados celebraron el sábado de madrugada la liberación de Eugenio Hernández, tras casi seis años en prisión.
El ‘sabadazo’ (a oscuras y en día inhábil), sumado al boletín de la Fiscalía General de la República donde se denunciaron irregularidades en la libertad condicional otorgada al ex gobernador tamaulipeco, dejan muy claro que su puesta en libertad se hizo sin tomar en cuenta a la Presidencia de la República.
Esto importa porque nos dice cómo salió Eugenio Hernández de la cárcel y nos puede adelantar que es lo que sigue ahora para el victorense.
Geño tiene tres opciones; la primera es tomar un avión a Houston, Texas, y entregarse a las autoridades de los Estados Unidos, quienes lo buscan por los delitos de lavado de dinero, fraude bancario y operar un negocio de envíos de dinero sin licencia.
La segunda opción es que Geño cumpla con su libertad condicional y que vaya cada semana a firmar al penal de Tenango del Valle, en el Estado de México, en espera de su extradición, que podría ocurrir en cualquier momento.
La tercer opción es que Geño no vaya a firmar su libertad condicional por temor a ser nuevamente detenido y se de a la fuga.
Esta última posibilidad es la que las autoridades de la Fiscalía General de la República consideran como la más probable, de ahí que manifestaran su desaprobación con el Poder Judicial ante el “grave riesgo de fuga al extraditable, que ha cometido delitos internacionales mediante el saqueo de fondos públicos mexicanos”.
Cualquier decisión que tome Hernández Flores sobre su situación legal no le hará fácil su regreso a la política, y si decide hacerlo lo hará más por necesidad que por gusto.
Hoy, la mitad de sus familiares y cómplices que se enriquecieron durante su gobierno están quebrados, y la otra mitad lo traicionaron y lo dejaron solo; políticos, empresarios, socios y prestanombres.
Sin embargo hay algo que Eugenio tiene a su favor, y es que ahora tiene tres partidos para operar: PRI, Verde o Movimiento Ciudadano.
El PRI fue el partido que lo hizo alcalde y gobernador, pero también el que lo traicionó: Videgaray y Peña Nieto autorizaron la orden de extradición a los Estados Unidos en enero de 2018. Pero hoy de ese PRI queda muy poco.
Precisamente por eso, al no ser un partido competitivo ni en Tamaulipas, ni a nivel nacional, Eugenio puede decidirse por otra fuerza política como Movimiento Ciudadano, donde está su socio Arturo Diez Gutierrez.
MC no tiene fuerza, ni votos ni estructura en Tamaulipas, sin embargo al ser un instituto prácticamente vacío tampoco le presentaría ningún obstáculo, incluso para tener proyección a nivel nacional, mientras Dante Delgado deshoja la margarita.
Sin embargo el Partido Verde parece ser la opción más natural para Eugenio, no solo porque Manuel Muñoz Cano es su dirigente estatal, y su sobrino Karl Heinz Becker Hernández lo ha usado como plataforma política, sino porque también tiene una buena relación con sus dirigentes nacionales.
¿Pero cuál es el sueño de los geñistas? ¿Qué Eugenio compita contra Almaraz por la alcaldía de Victoria? ¿Qué compita contra Cabeza de Vaca por una Senaduría? ¿Qué se convierta en el dirigente de un partido y reparta las candidaturas?
Se les olvida a los geñistas, muchos de ellos convertidos al panismo o al morenismo, que Eugenio no es el mismo que era hace 12 años, mucho menos el que era hace 18 años. Ni tampoco México, ni tampoco Tamaulipas.
Se les olvida que Geño estuvo muy activo en la campaña de Baltazar para evitar a toda costa que Cabeza de Vaca fuera gobernador, pero no hizo la menor diferencia. Entonces tenía más poder, más dinero y menos problemas con la justicia que ahora.
A los geñistas se les olvida también que Geño no es el único ex gobernador en activo; Cabeza de Vaca no ha dejado la Fiscalía ni el Poder Judicial de Tamaulipas, Egidio Torre se ha mantenido operando desde que salió de la gubernatura y Tomás Yarrington está a unos días de recuperar su libertad.
Pero sobre todo, a estos geñistas se les olvida que Tamaulipas tiene gobernador, que Morena es la primera fuerza política en el Estado y que su candidata encabeza las encuestas para ganar la Presidencia de la República.
Confundir libertad con inocencia es una cosa, pero pretender regresar 20 años en el pasado es una fantasía propia para niños de 6 años.
La nostalgia crea un sentimiento de felicidad momentáneo que después lleva a una sensación de pérdida y anhelo, una depresión crónica por el deseo de volver al pasado y revivir los llamados ‘años maravillosos’.
Eso fue lo que geñistas vivieron este fin de semana.
Pues eso.