2022
El año 2021 puso a prueba nuestras capacidades de tolerancia, encierro, incertidumbre y miedo. La pandemia de covid alteró nuestra cotidianidad, nuestra forma de trabajar, de compartir con familia, amigos y colegas.
Ha quedado claro que la historia marcará este año como un hecho que expuso a todos los gobiernos en sus fortalezas y debilidades. Aún es pronto para poder hacer una valoración justa sobre las medidas que adoptaron, la manera en que comunicaron a sus ciudadanos la gravedad del virus y sus posibles secuelas.
La pandemia hizo aún más evidente las enormes diferencias económicas y políticas entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo: acceso a vacunas, madurez de su conciencia cívica, calidad de los mecanismos creados para aminorar la pérdida o, por lo menos, caída en los ingresos de las familias, un desempleo abrupto de inéditas proporciones.
En nuestro caso, quedará en la memoria la tardía reacción e irresponsable actitud de negar lo evidente, la torpeza en alertar a la población y proveer la vacunación a adultos mayores. El funcionario responsable de dirigir y coordinar la vacunación será juzgado con el tiempo por su frivolidad y arrogancia. Pudo haber evitado miles de muertes prematuras con las que cargará en su conciencia.
A lo anterior se agregó un crecimiento explosivo de la violencia criminal. Más de 100 homicidios violentos cada día es una cifra de terror y tragedia. Diario nos despertamos con una noticia más sobre miles de víctimas: ya fueran migrantes en tránsito, fosas clandestinas, crecientes cifras de desaparecidos.
No hay manera de entender por qué el presidente López Obrador mantiene al funcionario citado ni tampoco su negativa a corregir el accionar de su gobierno para enfrentar a las bandas criminales que aterrorizan a una buena parte de la población.
Repito, 2022 es el inicio de la segunda parte de este gobierno. Ante los pobres resultados obtenidos en materia de salud y seguridad, ¿no sería obvio corregir las políticas seguidas hasta la fecha? ¿Cuántas muertes evitables tendremos en este 2022? ¿Hasta cuándo la sociedad expresará su enojo y exigirá cuentas a las autoridades?
En mi opinión, el gobierno del presidente López Obrador será evaluado por las condiciones de seguridad que deje a su sucesor(a).
Era correcto su diagnóstico de atender primero a los más necesitados, a los marginados del desarrollo y bienestar, pero más allá de ambos temas, la principalísima obligación de todo gobierno es procurar seguridad y tranquilidad a sus gobernados.
Me temo que de seguir con los niveles de violencia criminal que han abrumado a su gobierno, el juicio histórico no podrá ser positivo. Tiene tiempo para realinear recursos, prioridades y atención a este complejo asunto.
Sólo se podrá lograr si se establecen las bases institucionales para derrotar, en el mediano y largo plazo, a quienes hoy agreden y abusan de la impunidad de que gozan ante tanta atrocidad que cometen.
Recomiendo ampliamente leer el devastador artículo de Héctor de Mauleón publicado en El Universal este 21 de diciembre, su título lo dice todo: “México 2021: una hemorragia sin control” basado en un informe de la organización Causa en Común. Una cita basta para entender el tétrico mensaje que nos manda:
“Aunque se trata sólo de una colección parcial de horrores –el informe sólo registra aquellos que llegaron a los medios de comunicación– , las cifras , agrupadas, roban el aliento… de acuerdo con el informe citado, en esos 10 meses de violencia continua, las 4 mil 527 atrocidades registradas dejaron un total de 6 mil 787 víctimas… la conclusión es espeluznante: en todo el país, miles de mexicanos están dispuesto a hacer lo peor”.
El reto que plantean los delincuentes es mayúsculo, por ello todos debemos apoyar y reconocer a las autoridades responsables de enfrentarlos: policías, soldados, marinos, ministerios públicos, jueces, la mayoría de ellos y ellas son gente honesta, que exponen su integridad y la de sus familias con honestidad y sentido de servicio.