La historia detrás del cobertor de tigre

Muchos mexicanos crecimos con un cobertor San Marcos para cuidarnos del frío.
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Todos los mexicanos, principalmente los que nacieron antes del 2000, conocen y ubican al cien por ciento los famosos cobertores San Marcos, esos pedazos de tela calientita que te heredaron tus padres. 

Por lo que no era de sorprender que ahora en esta época de frío, los mexicanos aprovecharan las redes sociales para hacer estos cobertores un nuevo boom. 

Ya que quienes los recuerdan los están usando para enviar mensajes sensuales y muy divertidos, o simplemente para recordar que el momento en que su cobertor San Marcos llegó a sus vidas. 

Pero lo que muy pocos saben es que hace 14 años que dejaron de fabricarse y ahora solo queda en la memoria de las personas o en el armario de quienes lo heredaron de sus padres. 

Y gracias a Pictoline, estos hermosos y folklóricos cobertores que en su momento te avergonzaban se volvieron tendencia en Twitter. 

La nostalgia comenzó a inundar a todos en la red social y de acuerdo con un artículo de Los Angeles Times,  los cobertores San Marcos eran artículos "de mal gusto".

¿Los recuerdas? o ¿sabes la historia de estos folklóricos cobertores?

Esta es la historia del cobertor San Marcos:

Los cobertores eran cobijas calientitas y gigantes, llevaban impresos diferentes diseños, había guerreros azteca, unicornios, frutas, animales, entre los que siempre destacaban el tigre, el león o el leopardo. 

Y fue en el 2004 cuando San Marcos dejó de producir estos cobertores tan característicos para los mexicanos.

El autor intelectual de esta cobija se llama Jesús Rivera Franco y es originario de Teocaltiche, Jalisco. 

Jesús es hijo de un sombrerero y llegó a Aguascalientes a los seis años, ahí empezó su carrera textil haciendo sarapes, cuando apenas tenía 12 años.

Instaló su primer taller en la calle de Rivera, cerca del jardín de San Marcos, y cuando la empresa La Industrial le vendió maquinaria para hilar inició su paso al éxito con la Compañía textil San Marcos.

 

Lo que comenzó con la confección de bufandas y frazadas terminó en mantas gruesas, que Jesús descubrió en un viaje a España.

Se trataba de cobijas ligeras pero cálidas, hechas de acrílico, con bordes gruesos y con la misma imagen impresa en cada cara.

Después de muchos miles de intentos logró fabricar la primera en 1976.

La demanda de estos cobertores ocasionó que San Marcos levantara tantas fábricas en Aguascalientes como para responder a las exigencias del mercado.

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Su grupo textil llegó a tener más de 10 plantas industriales en el estado y más de 4 mil colaboradores.

Pero fue a principios de los años 90 cuando el genio del cobertor San Marcos, vendió su emporio a CYDSA, un consorcio que decidió cerrar la planta en 2004. 

Jesús Rivera murió a los 91 años y aunque sus cobijas ya no se fabrican, seguirán siendo una viva representación del calor que todo hogar mexicano ofrece.