‘El Padre Pistolas’ sigue dando misa y niega estar suspendido
Morelia, Michoacán.- El sacerdote Jesús Alfredo Gallegos Lara, conocido como “El Padre Pistolas”, aseguró que pese a que la Arquidiócesis de Morelia emitió un oficio en el que dio a conocer la suspensión de sus licencias ministeriales, él continúa en el Templo de San Nicolás de Tolentino, de la cabecera municipal de Chucándiro, donde aún oficia misa.
El presbítero, que ganó notoriedad al portar armas para protegerse “de los matones” y recurrir a un lenguaje inusual en un religioso, dijo que el oficio, que fue proporcionado a medios de comunicación a través de una solicitud, “es apócrifo”, pues no fue firmado por el Arzobispo Carlos Garfias Merlo.
“No tengo ningún problema con el arzobispo, somos amigos, pero hay cuatro padres a los que ya castigaron que me querían quitar hasta de padre, mensos, no saben ni derecho canónico; entonces uno de ellos tenía acceso a la papelería del arzobispo y falsificó las firmas del arzobispo y ya estábamos en paz, entonces hace 15 días subió un oficio que disque lo firmó el arzobispo pero eso no es cierto, hasta a la cárcel lo puedo meter, pero en fin, ya no quiero hablar de eso, yo estoy bien y estoy celebrando mis misas”, compartió el párroco.
“El Padre Pistolas”, afirmó que además de seguir con sus labores religiosas, también ofrece consultas a personas con enfermedades crónicas, a quienes dice curar a través de la oración y medicina herbolaria que prepara en un espacio habilitado para ese fin a un lado de la iglesia. Esta actividad, dijo, ha generado la envidia de los curas que buscan influir en la Arquidiócesis de Morelia para que se le impida celebrar la eucaristía y sacramentos.
“La envidia es el asunto, porque yo gano mucho dinero, soy popular, la gente me regala cosas, como este cinturón de mil 500 dólares, algunas pistolas me las han regalado la gente. Yo nunca me he metido con ninguna mujer, nunca me he emborrachado, no dejo de ayudar a la gente, rezo mucho, pero desgraciadamente haciendo bien las cosas en cualquier ámbito causas envidias”, contó el padre, que portaba un cinturón piteado y un sombrero texano.
Alfredo Gallegos, dijo que a pesar de que algunos sacerdotes están en su contra, él los bendice y hasta “los aguanto, los padres no platican nada más que de carros, de fútbol, de vacaciones, algunos andan hasta enamorados entonces no se preocupan por los demás”, señaló.
Los habitantes de Chucándiro, ubicado a 48 kilómetros de Morelia, dicen que no permitirán que “El Padre Pistolas” sea retirado de la localidad, pues en ocasiones, dicen, ha ayudado a la población incluso más que el propio gobierno.
“Ha ayudado mucho a la comunidad, nos echó la mano para tener la escuela de bachilleres, ha querido hacer otras obras, ha comprado maquinaria para hacer calles que los presidentes no han podido hacer, las iglesias estaban en las ruinas, también él las ha levantado”, compartió Erasmo López.
Su único “pecado”, dicen algunos lugareños, es el lenguaje que utiliza: “pueden decir que es mal hablado, pero dice la verdad, solo que estamos acostumbrados a que un padre no lo diga de esa manera, puede tener un vocabulario prosaico, pero nunca ha faltado el respeto. Además, con sus consultas y sus medicinas el turismo ha crecido, éramos un pueblo abandonado, desolado y él ha hecho que vaya creciendo”, comentó Roxana Ambriz, comerciante.
La gente de Chucándiro coincidió en que si autoridades católicas acuden al Templo de San Nicolás de Tolentino para retirar al cura Gallegos Lara, se reunirán de inmediato en el atrio para “echarlas” de la comunidad, tal y como lo hicieron el 16 de septiembre pasado, cuando representantes de la Arquidiócesis acudieron con la orden de sacarlo del recinto, pero ante la intervención de los feligreses, tuvieron que retirarse sin su objetivo.