¡Vuela alto Emmanuel, ya no hay dolor ni llanto!
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- ¡Ya no vivo yo, Dios vive en mí!
Ayer regresó a casa del Padre, el niño Emmanuel David Ibarra Avendaño, tras una gran batalla contra la Leucemia Linfoblástica Aguda.
Emmanuel era de Río Bravo, Tamaulipas, recibía tratamiento Oncológico en Reynosa gracias al apoyo de asociaciones civiles y personas altruistas.
La asociación Unidas por Ángeles dio a conocer la noticia del deceso y solicita apoyo para gastos funerarios, la familia es de escasos recursos.
"Les comunicamos que el niño Emmanuel David, acaba de perder la lucha contra el cáncer, él es Originario de Río Bravo y su mami se acaba de comunicar con nosotros para pedirnos que les apoyemos con los gastos fúnebres ya que ellos son personas de muy escasos recursos económicos".
La asociación dijo que los padres del niño están muy tristes y preocupados por los gastos del traslado y funeral.
Piden de corazón apoyar con lo que desees, hasta 20 pesos ayudan a esta familia.
"Nos enviaron ese número de cta es una cuenta. 4169 1614 5584 1337 de Coppel a Nombre de Juan Francisco Ibarra Hernández".
Hace 1 año y 6 meses que luchaba contra el cáncer, primero en el Hospital Materno y después en el 270 del IMSS.
"Les cuento un poco de Emmanuel David, lo conocimos hace un año y medio aproximadamente, lo conocí en el Hospital Materno, su enfermedad fue muy rara, un día fue a la escuela y otro día no podía caminar fue diagnosticado con Leucemia Linfoblástica Aguda".
Relata Unidas por Ángeles que de tener una vida normal el pequeño de pronto se puso muy grave, duró 1 mes y medio intubado.
"Estuvimos al pendiente del niño, desde ese día se volvió parte de nuestras vidas, desde ese día me hice amiga de su mami y siempre siempre después lo vi con una sonrisa en su carita, en su corta vida disfrutó hasta el último momento, en la posada que tuvimos estaba muy feliz, a pesar que andaba en su andador y con una herida enorme en su espalda por cama se le hizo llaga, pero aún con eso el sonreía".
Vuela alto Emmanuel David, allá donde no hay dolor ni llanto, solo el abrazo del Padre Celestial.