Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Con apenas 1 año y 5 meses de vida, Keilany Victoria enfrenta una batalla que nadie debería librar a su edad. Originaria de San Fernando, Tamaulipas, esta pequeña ha sido diagnosticada con síndrome nefrótico, una enfermedad que afecta severamente la función de sus riñones, los cuales son demasiado pequeños y no operan como deberían.
Hoy, su familia clama por un milagro, por la intervención divina que pueda darle a Keilany una nueva oportunidad de vida.
Un diagnóstico inesperado que cambió todo
La vida de la familia de Keilany cambió en un instante. Heygrett Mateo, su madre, recuerda con voz entrecortada cómo un viernes de diciembre de 2024, durante una consulta rutinaria con el pediatra, comenzaron las sospechas.
"Nos dijo que podría tratarse de algo serio. Nos habló de que los riñones de nuestra niña podrían no estar funcionando. Fue como si el mundo se detuviera por un momento", relata Heygrett.
Todo comenzó con una inflamación en el cuerpo de la pequeña, que inicialmente asociaron a una alergia o retención de líquidos. Sin embargo, los análisis confirmaron el peor temor: un prediagnóstico de síndrome nefrótico.
Un viaje lleno de esperanza y miedo
Con el prediagnóstico en mano, la familia emprendió un viaje urgente al Hospital Infantil de Ciudad Victoria, dejando todo atrás. "No hubo tiempo para pensar. Solo hicimos maletas y salimos hacia Victoria con la esperanza de encontrar respuestas y, sobre todo, ayuda", recuerda Heygrett.
En el hospital, una especialista confirmó el diagnóstico: el síndrome nefrótico, una enfermedad rara que suele aparecer en niños mayores de 2 años. Sin embargo, Keilany, con apenas 1 año y 5 meses, se convirtió en el caso más joven que el equipo médico había tratado.
"Nos explicaron que sus riñones no funcionan y que estos órganos son esenciales para la vida, al realizar múltiples funciones en el cuerpo. Nos dijeron que no hay cura, y que cualquier resfriado o infección podría desencadenar una crisis en su frágil estado", cuenta la madre.
Fe en medio de la adversidad
Pese a la gravedad del diagnóstico, Keilany se encuentra estable. Este 7 de enero, tiene una nueva cita en el Hospital Infantil. Su familia sigue aferrada a la fe, pidiendo oraciones para que ocurra un milagro.
"Me duele muchísimo verla pasar por todo esto. No se lo deseo a nadie. Pero tengo fe en que Dios sanará sus riñoncitos. Sé que no estamos solos en esta lucha", comparte Heygrett con lágrimas en los ojos.
La comunidad de San Fernando y más allá ha comenzado a unir sus fuerzas, apoyando a la familia con oraciones y palabras de aliento. Keilany Victoria es mucho más que una paciente; es una guerrera, un recordatorio de la fragilidad y la fuerza de la vida.
Un llamado a la acción y la empatía
La historia de Keilany es un llamado a valorar la salud, a unirnos como comunidad y a creer en los milagros, ya sean médicos o divinos. Desde aquí, enviamos nuestras oraciones y buenos deseos a esta pequeña y a su familia, quienes enfrentan con valentía una prueba que ningún padre debería enfrentar.
Si deseas unirte a este esfuerzo, tus pensamientos, oraciones y apoyo serán un rayo de luz para Keilany en este difícil camino.