Trato inhumano de Gattas casi cuesta una vida
La irresponsabilidad administrativa en COMAPA Victoria, bajo el liderazgo del alcalde Eduardo Gattas Báez, casi cobra una nueva víctima cuando un trabajador quedó sepultado hasta el pecho durante labores de mantenimiento, exponiendo un patrón sistemático de violaciones a los protocolos más básicos de seguridad laboral.
El incidente ocurrió el viernes en el fraccionamiento Valle de Aguayo, donde el trabajador realizaba conexiones de drenaje a tres metros de profundidad sin ninguna protección contra derrumbes. La zanja, carente de soportes o tarimas de contención, colapsó sobre el empleado, enterrándolo parcialmente. Solo la rápida intervención de sus compañeros, seguida por la llegada de bomberos y paramédicos, evitó una tragedia fatal.
Este no es un caso aislado. Existen registros fotográficos y videos que documentan prácticas laborales que rayan en lo criminal: trabajadores sumergidos en aguas negras sin equipo de protección, operarios en zanjas profundas sin mascarillas ni arneses de seguridad, y personal expuesto a gases tóxicos sin el equipo respiratorio adecuado.
La evidencia es contundente: el 15 de noviembre, empleados fueron fotografiados "buceando" en agua contaminada en las calles Carrera Torres y Berriozabal. En septiembre y octubre, más trabajadores fueron documentados en las profundidades del drenaje del fraccionamiento Adelitas sin el mínimo equipo de protección personal.
Lo más indignante es que esta organización tiene un historial macabro de muertes por asfixia con gases tóxicos y electrocución, sin que estas tragedias hayan provocado cambios en sus protocolos de seguridad. Gattas Báez, como Presidente del Consejo de Administración, continúa permitiendo estas prácticas que ponen en riesgo mortal a los trabajadores, violando flagrantemente las leyes laborales y los derechos humanos más básicos.
¿Cuántos accidentes más son necesarios para que las autoridades responsables tomen cartas en el asunto? La pregunta resuena mientras los trabajadores al servicio de COMAPA Victoria siguen arriesgando sus vidas cada día, víctimas de una administración que privilegia la improvisación sobre la seguridad de sus empleados.