Regresó de EUA por su pensión; ya quiere volver
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Se enamoró de los Estados Unidos porque ganaba 10 dólares por hora en la “pizca de manzana” y hasta aprendió a hablar inglés.
Después del sueño americano llegó la pesadilla para Gonzalo García Maldonado, de 60 años de edad, quien ahora deambula por las calles de la Colonia Barrio de Pajaritos.
Desde un domicilio en la Calle Golondrinas, donde fue alimentado tras salirse de la casa de su hijo, el hombre cuenta su historia.
“Lo que quiero es que mi hijo me entregue mi tarjeta, y yo ya no quiero vivir con ellos porque me siento un estorbo”.
“Necesito comprar medicamento para los ataques epilépticos, tomo una pastilla en la mañana y otra en la noche”, narra.
Gonzalo asegura que trabajó 17 años en Estados Unidos; que tiene pasaporte y visa; y que llegó hace seis meses a Ciudad Victoria para tramitar su pensión.
“Trabajé 30 años como operador de maquinaria pesada en la perforación de pozos en la Comisión Nacional del Agua, pero por un evento triste en mi vida, decidí marcharme a los Estados Unidos”, comenta.
Las lágrimas le salen al recordar su vida allá, donde no sufría carencias, al otro lado del río Bravo.
“Allá nos llevaban a trabajar en tráileres, éramos muchos, de diversas nacionalidades, llegábamos a las plantíos de manzana en Cincinnati. Al terminar la jornada íbamos a los camiones amueblados con todo lo necesario, donde cocinábamos y podíamos descansar; lloro cada que me acuerdo”.
Al llegar a Ciudad Victoria pensó que viviría de su pensión, acepta que tiene problemas con el alcohol y que su hijo y su nuera le daban de comer y lo dejaban dormir en un techo atrás de la casa.
“Pero nunca he cobrado mi pensión, nunca me han entregado mi dinero, no sé cuánto me pagan, creo que soy dueño de mi vida”, expresa.
Todavía se siente fuerte para trabajar, pues lo hace en la limpia de solares y lo que salga, pero los pesos que gana no se comparan con lo que recibiía en EUA.
“Hoy me salí de la casa, me traje mis cobijas y un par de calcetines, pedí me dejen quedar en un domicilio aunque sea en el patio de la casa, pero sólo tengo medicina para el mes de noviembre”.
Gonzalo García tiene otro hijo en los Estados Unidos, al que le pide le ayude a regresar.
“Yo todavía puedo trabajar allá, si hubiera sabido que no iba a tener dinero aquí no habría regresado; allá tengo una hija también”, comenta.
A quien tenga medicamento para tratar la epilepsia y quiera donar, pueden buscar a Gonzalo en la Calle Golondrina, Barrio de Pajaritos, en un taller de Herrería ubicado atrás del campo de fútbol conocido como El Potrero.