Josué emprendió el vuelo a los brazos del Padre
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Terminó la lucha de Josué Omar Martínez de la Cruz contra la leucemia: el joven originario de Reynosa voló a los brazos del Padre el día de ayer.
Josué falleció a los 16 años de edad, apenas días después de un trasplante de médula ósea cuyo donante fue su propia hermana.
Junto a su familia y con el apoyo de activistas en la Ciudad de Reynosa, médicos del IMSS 25 en Monterrey, Josué luchó hasta el último aliento, pero Dios decidió llamarlo a su presencia.
Según los comentarios de personas allegadas a la familia, Josué fue un niño que sembró amor a lo largo de todo su proceso, fue un gran maestro se vida para sus padres, amigos y para quienes lo conocieron.
"Sigue brillando como tú siempre lo has hecho, sigue sonriendo y cuidándonos desde allá hasta que volvamos a encontrarnos y tengamos esa fiesta que quedó pendiente", posteó Iluminando Corazones a Niños con Cáncer.
En tanto la Fundación Unidas x Ángeles dio a conocer sobre la partida de Josué.
“Hoy otro angelito abre su Alitas y emprende su vuelo rumbo hacia nuestro padre Dios, descansa en Paz Josue, un niño que lucho desde muy pequeño contra la enfermedad del cáncer y cuando tuve la oportunidad de conocerlo se veía ya todo un joven".
La asociación civil mostró las condolencias para la Señora Hilda Martínez madre de Josué y a Jorge Mar Gea, Presidente de Iluminando Corazones.
"Jorge Mar Gea sé del gran cariño que tienes con tus niños, te abrazo amigo, se que te duele mucho, nuestras más sinceras condolencias señora Hilda Martínez fue usted una madre maravillosa para Josue siempre al pie del cañón en todo con su hijo, solo me queda decirles que él ya descansa en Paz y sin dolor alguno, me imagino que allá lo reciben todos los angelitos que acá en la tierra se conocieron y que ahora forman parte de un gran ejército de Angeles, pero que aquí en la tierra los seguimos extrañando. Descansa en paz Josue".
La lucha de este pequeño comenzó a los 8 años de edad, la mitad de su vida la pasó en hospitales, sin embargo nunca perdió la sonrisa ni el amor por sus semejantes.
¡Vuela alto Josué, allá donde no hay dolor, la enfermedad no existe, solo el abrazo Dios!